Aún perdura la conmoción en la ciudad de Rosario por el violento crimen del inspector César Eduardo Carmona —asesinado de 13 balazos frente a la sede de inteligencia criminal— y, mientras este viernes se conocieron los resultados de la autopsia, Infobae también accedió a las tres hipótesis que investiga la Justicia local. La pista detrás de una huella dactilar y los allanamientos registrados en la mañana.
Fuentes de la investigación informaron que el ataque fue perpetrado por sicarios que se desplazaban en un auto de color rojo, según los testimonios recolectados en el lugar, cuando el inspector salía de la base donde trabajaba, ubicada en Lamadrid y Salva. De hecho, también trascendió un video con el registro del violento homicidio.
Carmona murió después del ataque, en el hospital Roque Sáenz Peña, a donde llegó en estado crítico. El caso es investigado por el fiscal Alejandro Ferlazzo, que maneja tres hipótesis sobre las causas del crimen.
La primera apunta a un ataque directo, un crimen por encargo. “El ataque fue dirigido a esta persona. Estamos viendo cuál fue el móvil, por qué le fueron a disparar. Alcanzó a bajarse del vehículo. Nosotros buscamos a dos personas”, dijo el fiscal Ferlazzo en conferencia de prensa.
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La segunda apunta a la posibilidad de que el crimen tenga relación con un atentado ocurrido el 25 de agosto pasado contra la base de la Agencia de Investigación Criminal. En esa ocasión, el edificio recibió nueve disparos y una nota extorsiva. El cartel decía: “Nico Camino, Eric Masini, fiscal Edery, dejen de matar gente inocente. Si no, vamos a matar policías, jueces y fiscales”. Se refería a Pablo Camino y Héctor Rodolfo Masini, vinculados a Los Monos, presos en el penal federal de Rawson.
Por ese atentado, la División de Inteligencia de la AIC detuvo cinco días después a Lautaro Núñez (21), quien fue imputado como presunto autor de la balacera y quedó bajo prisión preventiva. Sin embargo, al ser arrestado, el sospechoso afirmó que un recluso que está en una cárcel federal en territorio bonaerense ofrecía 400 mil pesos por disparar contra un uniformado o contra el edificio de la AIC.
Varios investigadores confiaron a este medio que Carmona fue uno de los pocos policías que vio a los dos ocupantes de la moto que dispararon contra el edificio. Por ende, a estos investigadores no les resulta ilógico pensar en una correlación entre el atentado y una posible venganza por el arresto del presunto gatillero.
En la tercera hipótesis, se cree que los atacantes iban detrás de Carmona para supuestamente robarle y le dispararon al verlo con su arma reglamentaria, con la que se podía defender. “Salió de hacer adicionales, es posible que lo hayan seguido”, relataron fuentes del expediente. Sin embargo, matar a alguien de trece disparos es de un salvajismo inusual para una salidera, una saña que suele reservarse para ataques sicarios.
Se realizó reconstrucción del recorrido del Ford Fiesta Kinetic en el que se desplazaba la víctima y el Citroën C3 bordó en el que circulaban los sospechosos –que fue hallado sin ocupantes a cinco cuadras y quedó secuestrado para pericias–. Se investiga, a su vez, si al inspector comenzaron a seguirlo al salir de una supuesta financiera.
En el marco de la investigación, además, en la mañana de este viernes hubo allanamientos en la zona de Sánchez de Bustamante al 400, en Rosario. En ese lugar fue donde se encontró abandonado el auto usado en el crimen. Según precisaron fuentes consultadas por este medio, los resultados fueron negativos. Dentro del Citroën C3 bordó, a su vez, se secuestró una botella de agua y se levantó una huella dactilar, pista que es analizada por las autoridades.
El jueves por la tarde, Carmona, hincha de Rosario Central, llegó hasta la sede de la Agencia de Inteligencia Criminal de Lamadrid y Salva, bajó de su auto y enseguida fue atacado por dos sicarios a bordo de un Citroën C3 rojo. Los peritos levantaron de la escena del crimen 13 vainas. Lo acribillaron a tiros y el auto en el que iban los homicidas fue hallado abandonado a cinco cuadras del lugar del crimen. El coche tenía patente de Tucumán.
De acuerdo a la foja de servicio, Carmona siempre estuvo a cargo de tareas de prevención en Rosario, donde llegó a trabajar en la comisaría 8ª. Después, le dieron destino a la ciudad vecina de Pérez y, por una solicitud especial producto de una situación familiar, pidió cambiar de aire. Fue allí que lo designaron en la AIC, donde siempre quiso estar, según contó a este medio una compañera de patrullero.
“En el destino en el que creyó tocar el cielo con las manos le llegó la muerte”, se lamentó su compañera, quien lo recuerda como un policía “honesto, humilde y con una historia familiar muy particular”.
Fuente Infobae